Por mi ubicación, he debido utilizar el Metro cada día de mi estadía en Medellín.
La frecuente opinión de los bogotanos de que el metro de Medellín es un armatoste horrible que cruza toda la ciudad afeandola es, creo yo, equivocada. En primer lugar, es reconfortante ver el viaducto del metro a lo lejos cuando uno anda bien perdido en las curvilíneas calles y carreras de la ciudad. Por otra parte, el que sea en su mayor parte aéreo hace que el trayecto sea de lo más agradable y que se pueda conocer un poco la ciudad mientras uno se transporta, lo que no pasaría con un tren subterráneo. Además, he notado que por donde pasa el metro la ciudad es más bonita y ordenada. Inclusive las zonas que recorre el metrocable son mucho más agradables en sus cercanías.
A propósito, no sé cómo hacía la gente que vive en esos lugares tan escarpados para llegar a sus casas antes de que existiera el cable. Me dijeron que algunos buses iban hasta allá, pero creo que de muy poco servirían, porque son tantas las escaleritas, los recovecos y los caminos angostos y empinados -del ancho de un andén-, que es imposible que los buses pudieran acercar mucho a la gente. Supongo que el metro ha integrado a los habitantes de Medellín. ¿Por qué difíciles trabajos debía pasar esa gente para subir un mercado? ¿para ir a trabajar? La ciudad estaba muy lejos de ellos. La exclusión total. Pero hoy el metrocable sube lejos, lejos, por el mismo precio, llegando incluso a otros municipios.
Y hablando de precios, el Metro es caro; es caro para la distancia que recorre, además se cobra por los buses alimentadores. Eso me parece injusto conmigo, y más teniendo en cuenta que el transporte público en Bogotá acabó de bajar en una cantidad nada despreciable.
Si uno compra el viaje en Metro, el sencillo, le cuesta 1850 pesos, y si lo compra intregado (con el bus alimentador) como hago yo, le cuesta ¡2200 pesos!. Claro que con la tarjeta Cívica el viaje sencillo en metro cuesta 1600, pero nótese que si uno utiliza la tarjeta cívica, el bus alimentador cuesta 1400 pesos, es decir, el viaje completo sale por un total de 3000 pesos. No sé los detalles de la amortización del Metro, la gente en la calle dice que se ha pagado como 4 veces y que todavía se debe. Pero teniendo en cuenta el poco personal que utiliza y el hecho de que no gasta combustible, debe ser por el pago de esa deuda que se carga al pasajero con semejante precio. Y ni hablar del taxi, cuya tarifa mínima son 4400 pesos.
Por lo demás, tanto el metro como el metroplus (una especie de Transmilenio paisa), son completamente limpios, ventilados, espaciosos, fáciles y rápidos. Me parece que a partir del sistema de transporte el gobierno local pretende civilizar a la gente, y ha funcionado. El metro habla todo el tiempo y le recuerda a uno cómo debe comportarse; la voz del metro tiene un tono que no se define entre darle a uno ordenes o consejos. Dice, por ejemplo, "si vamos a toser o a estornudar, no lo hagamos encima de los demás...", "las barandas son para sostenerse, no para recostarse", o "recuerde que si va a hablar por teléfono, no lo va a hacer con todos los usuarios que van en el metro, manejar un tono de voz bajo protege su intimidad", y muchos otros consejos-ordenes que después son repetidos en inglés, de modo que nisiquiera los extranjeros se salvan de sus enseñanzas. Debo añadir también que cada vez escucho ordenes-consejos diferentes en el metro, parecen inagotables. Me encantaría que el Transmilenio en Bogotá también hablara para dar ordenes-consejos a los usuarios, por ejemplo: "recuerde que no debe usted sentarse en el fuelle" una y mil veces, y que incluso llegara a ser más radical.
No hay comentarios:
Publicar un comentario