viernes, 6 de julio de 2012

¿Qué bus me sirve para...?

- Señor, ¿desde acá, qué bus me sirve para Envigado?

- Cecilia, hazme un favor, ¿en qué estación del metro me bajo para ir a Viscaya? ¿o me sirve un bus? 

En todos los casos la respuesta es negativa. Según los pobladores del mundo paisa, nada me sirve, la mejor opción es un taxi, o quizás hacer una parte del trayecto en metro y el resto en taxi. Además, me he encontrado con que muy frecuentemente desconocen las rutas integradas del metro, y que mucho más frecuentemente desconocen por completo el sistema de metroplus (como un transmilenio), que es utilísimo porque empata con el metro y amplía mucho su cobertura, y creo que la razón de este desconocimiento es lo que yo llamaría la cultura del "puerta a puerta", que a continuación paso a explicar:

Aparte de las noches, cuando de vez en cuando se ve gente haciendo ejercicio en las calles, los paisas, por regla general, no quieren dar ni un paso. Si el bus o el metro no lo deja a uno justo al frente o muy cerca del lugar a donde  va, entonces ese medio no sirve.
Para mi sorpresa, el sistema de transporte sirve mucho más de lo que ellos creen. Aveces nisiquiera hay necesidad de tomar las rutas integradas porque caminando se puede hacer perfectamente el trayecto.
Tampoco en los centros comerciales quieren caminar. Esperan eternidades a que un ascensor llegue con tal de no subir (¡o bajar!) las escaleras. En el edificio del Palacio de Justicia se forman filas tan largas como cuadras y cuadras de ejecutivos que quieren tomar el ascensor. Yo no creía cuando los escuché decir que preferían madrugar más con tal de tomar el ascensor con tiempo en vez de subir las escaleras, pero ahora me parece increíble no haberles creído.
Y hay que ver las estaciones de metro que tienen escaleras eléctricas: en las horas pico van montados de a cuatro o cinco personas en cada escalón mientras que por las escaleras tradicionales el polvo es mecido tranquilamente por la brisa.
Hasta para entrar a la casa se evita caminar: los  taxis entran directamente hasta las casas o edificios para dejar a sus pasajeros, nada de entrar solo hasta la portería.

Pero además de la exigencia del "puerta a puerta" sus opciones de transporte se ven empobrecidas por el hecho de que consideran que Medellín es un lugar muy peligroso (opinión de la que yo disiento, para ser sincera). Varias veces me han dicho que no me meta por tal lado, que por aquel sí pero después de las 5 no, que por tal otro sí pero acompañada, que debajo de ese puente no, que por encima ya tardecito es maluco, etc. En todos los casos he encontrado estas advertencias desproporcionadas, ¡exageradísimas!. Claro es que se debe andar uno con sus prevenciones, pero esas prevenciones no pueden estar ligadas a semejante grado de fatalidad, a un miedo tan irreal.

Con todo, no podía faltar la señora que me viniera a regañar:

-Atención señores, vagón 1, Clave A- empezó a gritar el metro una y otra vez.

Apenas paró en la estación de el Poblado vi que la gente salía del primer vagón del tren y que había mucho movimiento. El metro no dejaba de repetir lo de la Clave A. Y le digo a una señora:

- ¿Qué será señora, será que cogieron a un ladrón? Porque está claro que no se están dirigiendo a los pasajeros. Y mire ese alboroto.

- ¿Usted de dónde es? ¿Usted es bogotana? - me pregunta con esa "S" tan marcada

- Sí.

- ¡No, niña!, ¡Clave A puede ser cualquier cosa! ¿Por qué insisten tanto en que Medellín es una ciudad insegura? ¡Eh!

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